Hace tres dÃas murió Germán Dehesa. Hace dos meses y medio, Carlos Monsiváis. Dos escritores muy diferentes pero con algo en común: desvelar a las figuras públicas en sus columnas: la “Gaceta del Ãngel†y “Por mi madre, bohemiosâ€, respectivamente. Dos columnas que tenÃan esa virtud común. Me explico.
En México hay excelentes editorialistas. Algunos hacen brillantes y orientadores análisis polÃticos o económicos, otros se especializan en acceder a información oculta que es de interés público para revelarla (también existen los pseudo-analistas que sólo hacen juegos malabares con sus obsesiones ideológicas y los que están a la búsqueda del dato escandaloso o, peor, se dedican a hacer escandalosos los datos más anodinos; de ellos no estoy hablando). Pero hay pocos articulistas en los diarios que hagan lo que, cada uno a su manera, hacÃan Monsiváis y Dehesa en las columnas mencionadas: mostrar la realidad del traje nuevo de los polÃticos (de la vida civil, religiosa o empresarial). Pocos como ellos para hacer evidentes las incongruencias, la desvergüenza, el autoritarismo, la irracionalidad o, de plano, la estupidez, esporádicas o crónicas, de esos personajes.
Los polÃticos tienen buenas y malas ideas y decisiones, que los ciudadanos debemos analizar y juzgar. A eso contribuyen los buenos editorialistas con sus observaciones. Pero, además de esos análisis, para entender a los polÃticos, para tomar postura frente a ellos, para votarlos y botarlos, necesitamos bajarlos a la tierra, reconocer que los polÃticos arrogantes no tienen un traje nuevo, que van encuerados, que no tienen un acceso privilegiado a las aspiraciones de la nación, la patria o el pueblo (pero sà acceso privilegiado a medios para satisfacer sus aspiraciones personales), que no son inmunes al error, ni tienen más derechos que los ciudadanos comunes. Para eso, entre otras cosas, servÃan las publicaciones de los dos escritores recién fallecidos.
Pienso que, afortunadamente, las pérdidas de Dehesa y Monsiváis no son irreparables en términos de ese papel que jugaban (por supuesto, como personas, no hay reemplazo), quedan otros escritores que, también a su manera, desvelan a las figuras públicas. Pienso en las colaboraciones periodÃsticas de Guillermo Sheridan y Juan Villoro (las de este último quizá se ocupan de los polÃticos menos asiduamente y no siempre señalan los personajes pero sà las absurdas tramas) y, seguramente, la mata seguirá dando. Pero Monsiváis y Dehesa se extrañan.
#1 by Héctor Guerrero Guadarrama on 10 septiembre, 2010 - 12:22 am
Muy buen comienzo y augurios mejores.
Felicidades por el tema y por su enfoque.
Enhorabuena
Héctor