A principios de los años 70 mi mamá y mi papá llevaron a casa un disco LP con las polonesas de Chopin interpretadas por Adam Harasiewicz, un pianista polaco. El romanticismo patriótico de esas obras, que se manifiesta sobre todo en las polonesas llamadas “Militar†y “Heroicaâ€, cobijaba mis preocupaciones y aspiraciones sobre mi propia vida o la vida del paÃs. Recuerdo cómo me movÃa una anécdota, que ahora considero chovinista y cursi, recogida en el reverso de la funda del disco. Un comentarista polaco contemporáneo de Chopin, ante el nacionalismo que le insuflaban las polonesas de éste, decÃa que sólo lamentaba que su apellido pareciera más francés que polaco, que no se apellidara Chopinsky.
Era mi adolescencia y una época en la que muchos estábamos hartos de la corrupción, el autoritarismo y la injusticia, en la que Estados Unidos no era todavÃa nuestro socio comercial, sino el antiguo invasor y expoliador, asà como la potencia que intervenÃa en la vida de los demás paÃses y la torcÃa. El discurso tercermundista de Luis EcheverrÃa y, más tarde, el pseudomisticismo nacionalista de José López Portillo, asà como las ocasionales salidas del huacal norteamericano realizadas por estos presidentes, no ocultaban nuestra dependencia ni, por supuesto, la situación interior. Amar a México incluÃa hacerse cargo de esto y más, y requerÃa una fuerte dosis de esperanza que en las décadas siguientes muchos convirtieron en acción polÃtica para aportar poco a poco un paÃs mejor en algunos aspectos, aunque su desigualdad y su corrupción siguen doliendo, siguen punzando.
Ya sé que es un lugar común hablar del poder expresivo de la música, pero no puedo dejar de admirarme por la manera en que las polonesas me resonaron tanto como mexicano, a pesar de que contaba con poca información sobre Polonia, su liquidación y resurgimiento, las invasiones, la pérdida de territorio, sus luchas de liberación. Bueno, quizá no es tan extraño: el romanticismo…
No creo haber escuchado aquel disco después de salir de la casa familiar para estudiar la universidad. Escuché versiones orquestales que, sin disgustarme, no me satisfacÃan ni me satisfacen. Parece que algunas obras escritas para un instrumento en particular no se benefician mucho de orquestaciones sinfónicas. Siento que, si las polonesas de Chopin no son generadas por la percusión de los martinetes sobre las cuerdas del piano, no alcanzan toda su fuerza.
En diferentes momentos busqué el disco en las tiendas de música, sobre todo cuando llegaron los CD, pero nunca lo encontré. Hallé las versiones de varios pianistas famosos, algunos polacos. Entre las versiones que me gustaron están las de Arthur Rubinstein y Vladimir Ashkenazy, pero no me sabÃan igual que las escuchadas años atrás.
Al no encontrar siquiera el nombre de Harasiewicz me preguntaba si aquel disco de mi adolescencia no era una de esas grabaciones baratas que se hacen con músicos secundarios y que bajan de precio una y otra vez hasta agotarse y desaparecer de los catálogos, si es que alguna vez estuvieron en ellos.
No sé por qué, al llegar la World Wide Web y, después, la música descargable, no tuve la iniciativa de buscar a Harasiewicz. Sà busqué las polonesas, pero ese pianista no aparecÃa en los resultados. Hoy, tampoco sé por qué, se me ocurrió buscarlo directamente y lo encontré a él y a aquel disco editado por Philips con el que conocà a Chopin.
Resulta que el pianista, nacido en 1932 y vivo todavÃa, fue reconocido en su momento como uno de los mejores intérpretes de Chopin, cuyo repertorio grabó en su totalidad. A partir de mediados de los setenta, dejó de grabar y, al parecer, su quehacer ha consistido en dar clases magistrales, asesorar a otros pianistas y ser juez de concursos de piano. Algún comentarista en Internet opina que su especialización en Chopin no le ayudó a seguir vigente. Eso sucede a veces con los artistas, se encasillan o los encasillan, pero no me acaba de explicar la forma en que Harasiewicz se invisibilizó. ¿Qué lleva a un pianista como a él a abandonar los conciertos y las grabaciones?
Hoy, después de oÃr la “Militar†y la “Heroicaâ€, sentà de nuevo el efecto de las interpretaciones de Harasiewicz, aunque mi forma de sentir mi vida y al paÃs haya cambiado. Esas polonesas saben a casa y, de una manera distinta, aún resuenan con mi conciencia de mi situación y la de México, todavÃa vigorizan una esperanza que está bastante menguada.
Los enlaces a mis dos polonesas favoritas, tanto en Apple Music como en Spotify.
Polonesa No. 3, “Militarâ€
https://music.apple.com/mx/album/polonaise-no-3-in-a-op-40-no-1-military/1452794328?i=1452794335
https://open.spotify.com/track/56QppLEixlTo8CG463RXoe?si=LouCHwQfRGWDfCUacdDdug
Polonesa No. 6, “Heroicaâ€
https://music.apple.com/mx/album/polonaise-no-6-in-a-flat-op-53-heroic/1452794328?i=1452794582
https://open.spotify.com/track/0rU6QXQrFk9Ibgt8u0AY0I?si=YJEOM57iThOF2t10TDQRpg