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Llegar a ser alguien

Los padres nos preocupamos por el futuro de nuestros hijos. Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para que tengan la oportunidad de «llegar a ser alguien», como decían nuestros abuelos. Les damos educación, quizá les hacemos un ahorrito. Eso está bien, pero, en la era de Internet, es obviamente insuficiente. Bueno, no es tan obvio, por eso escribo este breve texto cuyo propósito es llamar la atención de mis colegas padres de familia sobre un recurso que será muy útil a nuestros pequeños cuando empiecen su vida profesional pero que, podría apostar, casi nadie está tratando de allegarles. Créanme, si no hacemos algo ahora, cuando nuestros hijos quieran hacer uso de dicho recurso será demasiado tarde.

Me di cuenta de que yo mismo era omiso sobre el asunto hace unos unos días cuando mi hija Daniela me dijo que había un sitio de Internet llamado danielarivera.com, es decir, su nombre. Por supuesto, el sitio no es suyo sino de otra Daniela Rivera, debe haber centenas o miles. Y justo en eso, en que hay muchos homónimos en el mundo, al menos el mundo virtual, reside el problema sobre el que deseo alertar. En dicho mundo, los homónimos atentan contra nuestros empeños para que nuestros hijos sean alguien. Si dejamos que se les confunda con otra persona, ya no serán alguien, sino cualquiera.

¿Por qué no podemos permitir que sean cualquiera? No tengo proyecciones estadísticas de la proporción de personas que trabajarán como profesionistas independientes en las próximas décadas, pero estoy seguro de que no serán un grupo marginal, hay una buena probabilidad de que alguno de nuestros pequeños opte por ejercer su profesión sin ser parte de una organización. Es decir, ellos serán su producto y su nombre será su marca. Ambos deben ser identificables e inconfundibles. Y si hoy en día muchos profesionales que trabajan por su cuenta encuentran útil tener una página web, también estoy seguro de que dentro de algunos años ese recurso será indispensable. Médicos, arquitectos, escritores, abogados, ingenieros en computación, diseñadores, en fin, todo tipo de profesionistas necesitarán una página web para anunciarse, para recibir solicitudes de servicio y, según el caso, hasta para proporcionar el servicio.

¿Y a quién le toca hacer posible que nuestros hijos tengan una página apropiada? Por supuesto, a nosotros, los padres, quienes debemos apartar cuanto antes un nombre de dominio apropiado. Sería injusto que el sitio de nuestro hijo, digamos, cirujano plástico, no pueda llamarse drjuanperez.com o drjuanperez.com.mx (perdón a todos los Pérez por seguir utilizándolos de ejemplo), porque esos dominios ya estén tomados, y termine siendo el poco elegante dr_juan_perez_56bis.info, todo por nuestra falta de previsión. No se diga si nuestro bebé llega a ser una celebridad. No queremos verlo enfrascado en una costosa batalla legal para que un tocayo que es dueño del dominio con su nombre (y sólo lo usa, por ejemplo, para publicar un blog personal) se lo ceda.

Y no sólo se trata de nombres de dominio sino de cuentas de correo electrónico y Twitter y quién sabe qué otra red social que se pondrá de moda más adelante. Para comunicarse con sus amigos de la escuela una cuenta de correo como amoajustin_2001@yahoo.com.mx pasa, pero esa no puede ser la cuenta de, por ejemplo, toda una abogada. ¿Tenemos la seguridad de que cuando ella quiera obtener un nombre de usuario de apariencia profesional ese nombre estará disponible? Por supuesto que no. Entonces, consigámosle uno ya.

Ya sé lo que me dirán. Que no sabemos si nuestros niños querrán ser profesionistas independientes y que mucho menos sabemos la profesión que adoptarán. Pero eso caracteriza al futuro, no sabemos cómo será y de todos modos nos preparamos para diferentes escenarios. En materia del eventual sitio web de nuestros chamacos, nos toca pensar hoy por ellos y cubrir la mayor cantidad de posibilidades. Podemos avanzar poco a poco. Empezar por un dominio con su nombre, como juanperez.com (yo tengo que conformarme con danielarivera.com.mx). Una vez que entren a la universidad y los veamos cómodos con su elección de carrera, les podemos comprar algo más específico, como el mencionado drjuanperez.com o juanperezdiseñador.com.

Quienes tienen hijos por nacer o recién nacidos podrán aducir que ellos están más en control de la situación pues pueden dotar a sus descendientes de un nombre muy original. Pero tengan cuidado, si se pasan de originales, podrían terminar avergonzando a sus niños. Así que, para fines prácticos, los nombres y apellidos no son infinitos. Estos padres harán bien en buscar que sus bebés traigan bajo el brazo no sólo una torta sino un nombre de dominio.

Por supuesto, preparar de esta manera el porvenir de nuestros hijos cuesta. Tendremos que hacer desembolsos mientras ellos crecen, se independizan y empiezan a hacerse cargo de los gastos de mantener su nombre de dominio. Para eso necesitamos más ingresos. Se me acaba de ocurrir que una forma de obtenerlos es convertirse en intermediario para la compra de dominios de Intenet. Ni modo, ya lo escribí, espero que ninguno de ustedes se me adelante.

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