Algunos sacerdotes, en sus sermones, siguen eligiendo a MarÃa Magdalena, identificada como la mujer adúltera del Evangelio de Juan (8, 1-11), como la muestra más patente de la capacidad de Jesús de perdonar. Esta añeja práctica continúa a pesar de que hay tantos personajes evangélicos con una conducta reprobable (Herodes, Anás y Caifás, por sólo mencionar a tres), que seguramente estuvieron entre los «que no saben lo que hacen» y a quienes Jesús otorgó el perdón en la cruz.
Ese recurso retórico, aparentemente piadoso y conmovedor, al que son sensibles muchos cristianos (no sólo sacerdotes católicos), contribuye a reforzar la falsa idea de que la mujer es la fuente y motor del pecado supuestamente más grande, el sexual. Es decir, es denigrante de la mujer. (Además, se puede objetar la consideración subyacente del placer sexual como pecaminosos en sà mismo y, por supuesto, la misma asimilación de MarÃa Magdalena con la adúltera, pues no se sostiene en los textos neotestamentarios, canónicos o apócrifos, pero eso es lo de menos, en este caso).
A ver si ya se encuentran otro ejemplito menos misógino.