En su artÃculo de hoy en Reforma, titulado «Alto vacÃo», Juan Villoro habla de los gobernantes como incultos y dedicados a la apariencia contra la congruencia. Sus ejemplos son Sebastián Piñera, presidente de Chile y desconocedor del linaje nazi de la expresión Deutschland über alles; Luis EcheverrÃa, presidente de México de 1970 a 1976, desconocedor de la ubicación geográfica de BerlÃn y Antanas Mockus, candidato perdedor a la presidencia de Colombia. Este último es, de hecho, el contraejemplo de la tesis de VIlloro, pues, cito a Villoro: «Cuando le preguntan algo no concede una respuesta, sino que ofrece una reflexión. Eso lo perjudicó seriamente».
Si leemos los diarios, escuchamos los noticieros en la radio o los vemos en la televisión, podemos darnos cuenta de que la mayorÃa de los polÃticos no reacciona como Mockus y parecen tener como lema: «antes la incongruencia o la falsedad que tardarse en contestar». Desafortunadamente, parece que las posiciones de liderazgo, no sólo en el gobierno, sin también en la iniciativa privada, en la escuela o en el hogar, invitan a adoptar esa consigna. La salida fácil a los problemas que plantea ser lÃder es la de parecer fuerte sin serlo. Lástima que aparentar ser fuerte no sirve más que fugazmente si realmente no se tiene la fortaleza para impulsar a un grupo a identificar sus objetivos y a trabajar por ellos.
#1 by Héctor Guerrero Guadarrama on 13 noviembre, 2010 - 12:27 pm
Hola Beto
El gatopardismo no sólo es ya exclusividad de sus acciones, pero también ya de sus dichos, porque la mayorÃa han dejado a un lado o perdido esa habilidad de decir palabras en congruencia con circunstancias, hechos, tendencias, entornos; de tal manera que pueden decir, por ejemplo, que la violencia actual no afecta en absoluto nuestro ambiente, a sabiendas que sus palabras cambiarán en nada la realidad en que vivimos. Eso incluye a toda una ralea de polÃticos en el gobierno, en la oposición y a muchos de los que están en ciernes.
Será que es por falta de talento o será acaso una estrategia o quizá un nuevo estilo carente de lógica para los mortales o quizá piensen que la mayorÃa de los que oyen sus palabras no saben escuchar o… … o todo lo contrario.
Héctor
#2 by Humberto Rivera Navarro on 13 noviembre, 2010 - 12:35 pm
Lo que más me preocupa de lo que dices es que los polÃticos en ciernes están aprendiendo las mismas mañas. Pero, ¿de quién pueden aprender otra cosa?
#3 by anna dolores on 17 noviembre, 2010 - 9:03 pm
Me parece un tanto inapropiado poner en la misma balanza a Antanas Mockus y los otros politicos y que sea catalogado como perdedor. Realmente, en las últimas elecciones habia logrado, en poco más de 4 meses de anti-campaña un 27% de los votos. Creo que en la segunda vuelta este fue un punto desfavorable pues la derecha colombiana no vio con buenos ojos que un candidato, inteligente, preparado pero excentrico pudiera llegar a tener un gobierno como el que prometÃa Juan MAnuel Santos, seguidor incondicional del más popular de los presidentes que ha tenido Colombia (sale con 8o%).
Las banderas de Antanas han sido: su actuación como anti-polÃtico y creer en la educación como via para el cambio. Y demostró que ambas funcionan cuando llega a la alcaldia de Bogotá. y aplica sus campañas de conciencia ciudadana. En fin, no entiendo el punto de comparación entre los polÃticos mencionados y un ex-rector de la Universidad Nacional que sigue, para muchos, siendo más un «Maestro» que un polÃtico.
#4 by Humberto Rivera Navarro on 17 noviembre, 2010 - 10:56 pm
Gracias por comentar, Anna. Justo por lo que dices de Antanas Mockus me sigue pareciendo adecuada la comparación. Aunque el argumento de Villoro dista de probar que los polÃticos que tienen más éxito son los menos inteligentes o cultos, los tres casos ilustran su tesis. Dos polÃticos que el considera incultos llegan a presidentes de su paÃs y el polÃtico (a pesar de ser académico es polÃtico) más culto e intelectualmente honesto, ¡y además exitoso en su gestión como alcalde!, no. Creo que en la comparación Mockus sale ganando.
#5 by Kamal on 19 agosto, 2012 - 4:58 pm
El problema es que los comornidsues olvidamos fe1cilmente todos esos abusos y los perdonamos. Si fue9ramos me1s exigentes y salie9ramos de nuestra zona de confort para penalizarlos es posible que vie9ramos avances en esos campos; mientras permanezcamos pasivos y digamos uff que follf3n ahora, casi casi que quedo donde estoy seguire1n sin evolucionar
#6 by anna dolores on 20 noviembre, 2010 - 12:16 pm
LIsto! En realidad me confundieron tus cuatro primeras lineas.!!!
Aprovecho para comentarte que estoy encantada de que abras este espacio y darte las gracias. Un abrazo, anna